Entre otras muchas tareas, la labor del odontólogo es recomendar el mejor tratamiento para su paciente; pero en ocasiones el miedo del paciente al tratamiento de implantes y a veces el precio, imposibilita esa labor.
El paciente necesita su tiempo, asimilarlo y superar el posible miedo que pueda tener, pero una vez superada esa barrera pasamos a su colocación.
Cirugía, radiografías, suturas, revisiones, material fungible, tiempo…Listo! tenemos nuestro implante en perfectas condiciones para colocar la corona.
Comienza la segunda fase quirúrgica. Destapamos nuestro implante, herramientas, esterilización, colocamos los cicatrizarles, venga! ya queda poco…un par de semanas y tomamos impresiones.
El paciente espera su tiempo de osteointegración, se acostumbra a no usar en la masticación ese lado de la boca, primero porque no tenía diente y ahora porque su encía está algo inflamada. Tomamos impresión y lo mandamos al laboratorio (más costes en transportes) pero por fín llega el gran día para el paciente!! ese día que después de superar miedos va a tapar ese hueco que tanto le afeaba. Revisamos todo, encaja? si!…color? perfecto!! ya sólo queda un pequeño e insignificante detalle ¡ COLOCAR EL TORNILLO ! ese pequeño trozo de titanio que sujeta la corona al implante.
Después de todo el esfuerzo realizado escatimamos quizás en el aspecto más importante, el tornillo de sujección.
Os contaremos algo de los tornillos. Su material es titanio grado 5; se usa el mismo grado que el implante para evitar oxidaciones por contacto. Se fabrican con tornos numéricos de cinco ejes con altísima precisión, microscópica diríamos, para que las espiras o roscas del tornillo tengan el mismo diámetro que la rosca interna del implante para evitar que vasculen. Durante su fabricación el torno utiliza un tiempo determinado en cada rosca, de manera que no quedan virutas de titanio entre las microespiras, por no hablar de la cabeza del tornillo, el cuál da para otro post. En definitiva, la fabricación de un tornillo de sujeción requiere, a parte de un buen material (titanio) un tiempo suficiente en el torno para que la exactitud y precisión sean las adecuadas y óptimas para su colocación.
Cada vez que ponemos y quitamos un tornillo, las microespiras se van desgastando, de manera que si colocamos el mismo tornillo que hemos usado para las pruebas, sus espiras estarán desgastadas y su función se debilita enormemente.
Desde DentalBuró recomendados encarecidamente usar dos tornillos para cada corona; uno para pruebas en laboratorio y el segundo que sea abierto de su envase original en el mismo momento de poner la corona al paciente, de esta manera nos aseguramos de que las espiras del tornillo estén en perfecto estado.
Cuando se adquieren tornillo a 3€ sólo nos queda pensar que o bien el material no es el indicado o el tiempo necesario para la perfección en el torno se reduce, no hay más.
Después de todo el esfuerzo, tiempo y material empleado, no escatime en la calidad del tornillo, ello le supondrá ir sobre seguro.
